Según estudios científicos, los artistas cambian su estructura cerebral y tienen funciones distintas de quienes se dedican a otras actividades.
Pintar es un reflejo del alma plasmado en un trozo de papel y que nos permite expresar todo lo que probablemente no podamos decir o escribir. Con la pintura es posible darle color a nuestros sentimientos y trazos a nuestros pensamientos; mostrar lo que somos sin la necesidad de decir nada. La pintura es poder dar luz sin electricidad y mostrar la realidad sin necesidad de una fotografía o un video. Es un refugio y un escenario. Pintar abre las mente y la transforma.
Muchos pintores reconocidos, que han realizado obras extraordinarias han sufrido trastornos mentales. Ejemplo de ello son Munch y Van Gogh, dos grandes representantes de las vanguardias artísticas europeas que sufrieron de problemas depresivos y mentales.
Además de ser más creativos y poder expresar lo que sentimos a través de la pintura y el dibujo, estos cambian nuestra estructura cerebral de acuerdo a un estudio del Dartmouth College en New Hampshire, Estados Unidos.
Para llevar a cabo el estudio, se analizó el cerebro de 35 jóvenes con una resonancia magnética. La mitad de ellos realizaron un curso de introducción al dibujo y la pintura, y la otra parte tomó un curso de química orgánica. Los puntos que se analizaron en el estudio fueron cognición creativa y percepción visual; la capacidad de transformar los pensamientos en una obra.
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